‘Se perdió el respeto’
Tras 15 años de vendedor de droga, Daniel ha sido testigo de las transformaciones de esta industria ilegal.
“En el 2007 se perdió el respeto totalmente”, explica. “En el 2007 todavía las reuniones se miraban entre los grandes mandos. Ya ves que en el 2008 hubo un pleitazo. Se perdió el respeto”.
Lo que hoy sucede es que ya no operan los tradicionales mecanismos de control y de “justicia” para dirimir conflictos internos.
Después de la guerra entre cárteles que estalló hace 9 años, los principales liderazgos de las organizaciones criminales ya no rigen en todos los eslabones de su propia cadena criminal. Abajo, es un pleito de todos contra todos.
Antes, describe Daniel, si alguien tenía un problema con otra persona de la misma organización llevaba la queja a los jefes y ellos resolvían.
“De ahí en adelante (después de la guerra), ya lo que querían hacer cada quién lo hacía, porque es hermano, pariente de fulanito de los que andan ahí”, expresa.
“Y ahora, si ya se había perdido el respeto, y ahora la guerra es otra vez entre los mismos bandos, pues es la misma gente. Me imagino yo que ha de estar hasta peor”.